Cuando de un tema, cualquiera que sea, no se permite el debate y la discrepancia, malo, malo, malo. Y esto está ocurriendo con esta epidemia, prácticamente desde sus comienzos.
EXPERTOS ASEGURAN QUE ESTAMOS ANTE UNA ESTRATEGIA POLÍTICA, Y NO ANTE UN PROBLEMA SANITARIO
A mí esto me escandaliza mucho más que los amores de Iglesias con la espía mora de las mil y una noches, incluso sus cuentas en paraísos fiscales.
Las prevaricaciones al uso también se vuelven secundarias ante un problemón de esta envergadura, el mayor que ha tenido la humanidad de este presente interminable.
Me espanta la ligereza, por no decir frivolidad, con la que estos días se habla de la próxima vacuna, que algunos esperan como el maná y única solución para echar al cubo de la basura la mascarilla, tapabocas, barbijo, bozal o mordaza que tantos problemas de salud está causando.
Y no me refiero a gente del común que, en general, no suele estar demasiado informada salvo de los cuatro tópicos del día que las teles clónicas repiten hasta el aburrimiento en sus telediarios y tertulias.
Aludo a sesudos periodistas y directores de medios de comunicación, incluso críticos con el Gobierno, que no paran de afear la conducta de quienes se permiten discrepar del confinamiento, la distancia de seguridad, los rastreadores o los test PCR de pacotilla que en este teatro se siguen haciendo, y seguirán hasta que no baje el telón y acabe la función, a no ser que esto sea de sesión continua, que esa es otra.
No entiendo en qué fuentes sanitarias beben. Tal parece que solo ………………..
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